La culpa y el remordimiento pueden ser muy dolorosos. Con la culpa, nos encontramos frecuentemente reviviendo recuerdos dolorosos que nos hacen sentirnos mal, y es muy común que nos convirtamos en nuestro propio juez, tratándonos con dureza por los errores que cometimos en el pasado.
En realidad no tiene ningún sentido culparnos por los errores del pasado, pues con ello no solucionamos nada y, además, nos sentimos infelices. Recordar los errores del pasado debe servirnos para aprender y mejorar, no para hacernos daño ni experimentar ansiedad o depresión.
Necesitamos ser hábiles y constructivos con respecto a nuestros posibles errores del pasado para avanzar en nuestro camino interno hacia la paz y la felicidad puras y verdaderas, que tanto deseamos.
¡Todo el mundo es bienvenido!