Al interactuar con los demás, a menudo, las cosas no van como esperábamos y esto nos crea cierta tensión y malestar; este malestar puede durar años y sin poder remediarlo nos sentimos mal y nos cuesta remontar. Es como si tuviéramos una carga negativa encima que no nos deja avanzar.
Apoyándonos en la sabiduría milenaria budista podemos comprender de otro modo estas situaciones adversas, con esta nueva perspectiva podemos mejorar nuestra capacidad de aceptar a los demás y dentro de esta aceptación también a perdonarlos. Cuando esto ocurra sentiremos un gran alivio, nos sentiremos ligeros de equipaje y podremos comprobar los beneficios de aceptar y perdonar.